Acua-él-era

La bóveda se ha teñido 
con un cúmulo 
de emociones vespertinas, 
recordarte ahora
desaparece el sonido vertiginoso
del reloj a mi lado.
Otra vez es la misma fecha:
Aquel día en que el blanco papel
que habríamos de pintar juntos
escurrió con la lluvia
de nuestras lágrimas.
Había colores que gritaban
matizados con la energía
de nuestros anhelos,
había esperanza
decorando los bordes sin abismos,
estabas tú
que aparecías
entre aguada y pigmento,
estaba yo
que no veía la hora de completar
nuestro lienzo
y estaba el tiempo,
aquel traidor que nos dejó
unos pocos pinceles baratos
y una mancha que borró
aquellos bonitos momentos.
La bóveda ahora es acuarela,
fría y mojada,
y yo con abrigo en cuello
quisiera recuperarme de esto.

Septiembre 11 de 2017